Rinoplastia
La rinoplastia es la cirugía que modifica la forma de la nariz y es uno de los procedimientos quirúrgicos más frecuentemente realizados en cirugía plástica. La rinoplastia puede disminuir o aumentar el tamaño de la nariz, cambiar la forma de la punta o del dorso, estrechar los orificios nasales o cambiar el ángulo entre la nariz y el labio superior; también corrige los problemas congénitos, los derivados de traumatismos y los problemas respiratorios relacionados con el colapso nasal o la desviación septal; en este caso, cuando además se corrige la desviación del tabique nasal para mejorar la función respiratoria, se denomina rinoseptoplastia.
La técnica consiste, fundamentalmente, en modificar las estructuras óseas y cartilaginosas nasales para conseguir una nueva forma que mejore la armonía facial; durante la cirugía, la piel de la nariz se separa de su soporte, compuesto por hueso y cartílago, que es esculpido con la forma deseada. Finalmente, la piel es redistribuida sobre este nuevo soporte. Cuando se completa la cirugía, se coloca una férula externa que ayudará a mantener la nueva forma de la nariz; también se colocan tapones nasales en ambos orificios para evitar el sangrado y estabilizar internamente.
La mayoría de los pacientes que se someten a una rinoplastia se encuentran bien en 2 días, siendo capaces de volver al trabajo o al colegio tras la primera semana; sin embargo, no se deberán realizar actividades actividades intensas (correr, nadar, hacer flexiones,…) hasta que no pasen de 2 a 3 semanas.
El objetivo final es que la «nueva» nariz no llame la atención, y se integre plenamente en el contexto general de la cara produciendo un conjunto armónico y agradable, sin que tenga el aspecto de haber sido intervenida.